La luna y el zorro

Luna... se hallaba vacía, triste, se deshizo el amor en sus dedos, partículas volátiles se separaban de ella, la abandonaban, buscando otras almas. Luna sufría por su pasión rechazada, el amor inconcluso, sangraba por sus palabras no dichas... por el frío que congeló su corazón con el desahucio de un amor adentro, con el miedo de no poder volver a amar como ése día. Dicen que el miedo te ayuda a ser otro, pero Luna no quiere ser otra, quiere ser Luna. Y cómo no tenerle miedo al fuego si te has quemado ya tantas veces, cómo no temerle a ésa voz que te vuelve polvo...

¿Y qué hace la luna pereciendo desangrante por el amor péfido? Se acerca un viejo zorro, bohemio y mirándose en el reflejo de aquella luna... interpreta los pesares selenitas... el zorro también tiene en su cuerpo inscritas las heridas del poeta... le duele su vida... le duele su muerte... le duele su amor ¿Hacemos un lago con nuestro llanto, sin zorro y sin luna dejamos al orbe?

El zorro tiene la valentía que la Luna perdió sin saberlo, y aunque tiene el alma tan razgada hoy prefiere traicionarla a convertirse en aquel solitario que ápaticamente logró vencer. Por el contrario Luna, aguarda a esa nueva ilusión que la hace chispiar, que la hace soñar en secreto, tan clandestinamente como la primera vez, pero que la obliga a mudarse por momentos, a esconderle su rostro y darle la cara a los recuerdos, a devolverse a ese lago de tantas lágrimas...

El zorro contempla a Luna... ella es magnífica... de tamaño perfecto... tiene una luminiscencia encantadora... el zorro se ve lleno de llagas y cicatrices que el desazón del amor pérfido le ha dejado... días de dormir en el basurero y sólo levantarse porque su cuerpo no resiste más el lecho... se asombra al ver tan mágica luna en semejante estado... similar al suyo... la nostalgia y las caricias raptadas los unen... un sol y una... dama destrozaron sus caminos... el zorro contempla... mientras Luna se lamenta...

¿Y los sentimientos? ¿a qué parte del mundo los mudaron? si sus corazones, aún intóxicados, intentan revelearse y reconstruirse luego de haber caído entre tiburones, despúes de haberse arrugado entre escombros de amores tan nocivos pero tan soñados. Ahora el zorro acompaña enternecido a Luna con su mirada, y ella lo cobija con su magia y con su fuerza, mientras sus respectivos entierros florecen y le van dando forma a algo maravillosamente nuevo.

Escrito en una madrugada por Oscar y Grecia.